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Libre pensamiento y libertad de expresión
Trabajar sobre la trilogía libertad, pensamiento y expresión nos va dejar claros los conceptos de sus valiosos alcances, virtudes y sobre sus limitaciones y responsabilidades; situaciones en las cuales la única que no se ajusta a limitaciones y que es libérrima por excelencia es el pensamiento, al que quizás le podría limitar la conciencia, que también es un condicionante de fuero interno propio de cada individuo.
La libertad es el estado “sine qua non” esperado para una sociedad en la cual sus ciudadanos pueden convivir usufructuando sus beneficios manifestados en la satisfacción de todas sus necesidades, en uso de sus derechos políticos y sociales y poder progresar física, política y espiritualmente.
El pensamiento es la principal característica de la racionalidad y lo que confiere a la humanidad de su capacidad de aplicar el “libre albedrío” en sus decisiones.
La libertad de expresión es el mecanismo a través del cual el ciudadano puede comunicar su pensamiento mediante el lenguaje oral, escrito, artístico o cualquiera que la imaginación y la tecnología le permita utilizar, con el respeto a la privacidad y a la dignidad de las personas.
1. La libertad
Cuando al cantautor argentino Facundo Cabral, en una entrevista le preguntaron ¿Eres libre? Contestó: “¡No!... soy esclavo de la libertad”.1
La libertad es el valor fundamental de la especie humana, se trata de aquella virtud que favoreció a su evolución y crecimiento, a pesar de que en ciertos períodos a través de la historia, la libertad ha sido vulnerada y grandes sectores poblacionales la han perdido, llegándose a establecer regímenes de esclavitud socialmente aceptados para la época, han sido precisamente los episodios en los cuales esas poblaciones han valorado y por lo tanto han luchado por aquel estado óptimo y único de forma de vida que es la libertad. Debemos considerar que se trata del valor elemental, básico y fundamental de la humanidad.
La libertad por extensión se aplica a todas las actividades humanas, pero la base originaria es la libertad física y política, complementada y manifestada a través de la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, siendo esta última la tangible presencia y existencia de los demás componentes.
La libertad de expresión es uno de los derechos humanos contemplados en la Declaración de Naciones Unidas con vigencia desde el 10 de diciembre de 1948 y acogido por la Constitución de la República del año 2008; y por tanto, se ha reconocido su calidad de derecho fundamental del ser humano.
La libertad se manifiesta en todas las actividades humanas, pero se presentan limitantes como el respeto a los derechos de la naturaleza y a los derechos de terceras personas manifestados en aquellos intrínsecos del fuero interno y personal como en aquellos colectivos como son los que se dan como el resultado de su organización social como son los “símbolos patrios”, los cuales llevan implícitos toda una filosofía, historia y cívica ciudadana que deben ser considerados en el máximo respeto.
El respeto a los derechos de terceros, se encuentra establecido desde el 26 de agosto de 1789 en los Derechos del Hombre y Ciudadano, propuestos por la Revolución Francesa, pero generalizados por la comunidad internacional:
“La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro: por eso, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos (...)”
2. Libre pensamiento
Según el Diccionario de la Real Academia Española se define al pensamiento como:
“(…) Facultad o capacidad de pensar. - Acción y efecto de pensar.- Actividad de pensar.- Conjunto de ideas propias de una persona, de una colectividad o de una época. (…)”
“Cogito ergo sum” o “Pienso, luego existo” es como René Descartes, el filósofo del Racionalismo, expresa la magnífica extensión de las fronteras del pensamiento humano y de la imaginación, de la capacidad de elaborar conceptos y explicaciones de los diferentes fenómenos de la vida.
La teoría hermética de Hermes Trismegisto manifiesta que “Todo es mente” el universo es mental.
El pensamiento es la facultad humana que caracteriza a la especie y su potencialidad para resolver problemas, llegar a la creación de teorías y también la generación de conflictos por la contraposición de ideas o de ideales, han caracterizado a la humanidad y la han dotado de diferentes maneras de crecer y de desarrollarse. Del pensamiento sale la tecnología como un mecanismo necesario para solucionar problemas y de ella se ha elaborado el desarrollo científico. Es decir que el pensamiento es donde germina todo proceso de ideas, que se convierten en conceptos, luego en teorías, hipótesis y llegan a comprobarse y ejecutarse en calidad de proyectos que dan solución a problemas.
De allí nace la importancia de respetar la libertad de pensamiento porque representa la libertad de crecimiento de toda una especie.
Del ejercicio de la libertad de pensamiento, también surgen las corrientes filosóficas que practican el librepensamiento, alejado de los dogmas religiosos, las pasiones políticas, el fanatismo deportivo y las derivaciones que devienen de las prácticas que exigen desorientar al pensador como las supersticiones, orientaciones políticas extremistas y totalitarias, mitos y temores a lo desconocido por la ciencia.
Según lo tratado anteriormente, librepensador es la persona que posee fundamentos cognitivos y principios morales alejados de los dogmas, supersticiones, creencias y de conceptos preconcebidos e inmutables.
Es un buscador de la verdad, un investigador, descubridor y redescubridor, por lo tanto, es un cuestionador permanente de la sociedad, pero siempre definiendo un límite que nunca debe cruzarlo, ya que de hacerlo podría convertirse en un anarquista; es decir el librepensador es un cuestionador, pero no es un anarquista.
El librepensador no debe actuar como una caja de resonancia, o un repetidor y promulgador de conceptos, es la persona que posee fundamentos de conocimiento y experiencia empírica que le faculta tener criterios autónomos propios.
El conocimiento global es un elemento básico y formativo en la estructura de los conceptos del librepensador, pues debe estar integrado tanto desde el academicismo como por la autoformación. El conocimiento del método de investigación científica y su aplicabilidad, de la ciencia y tecnología, de las artes liberales, de las artes mayores y menores, de los ancestros artesanales, entre otros, darán sustento a sus posiciones de manera fundamentada.
La moral social que cobija la vida de un librepensador es una moral laica, desligada de dogmas y tabúes colectivos; debe tener conciencia social y cultura histórica estudiadas analíticamente para despejar con claridad el contexto en que se presenta determinado marco moral, que define la orientación del comportamiento colectivo, la orientación de las normas y de la economía y por tanto el comportamiento ético particular.
El librepensador en la formulación de sus hipótesis y teorías, debe considerar que los dogmas son corrosivos de las tesis racionalistas del hombre libre, pues las debilita, las pone vulnerables ante la crítica, por ello el dogma debe mantenerse completamente extraño a la ciencia, la tecnología y la razón.
En un mundo globalizado donde las tecnologías de la información y comunicación lo han convertido en una aldea, el libre pensador no puede ser arrastrado por las corrientes predominantes o tendencias de moda, por los criterios y conceptos aceptados por las grandes masas de usuarios o consumidores de bienes, servicios e ideas; ya que por su formación su mentalidad no es capturable y subyugable, no es un mentecato2, elude los fanatismos de todo tipo: deportivos, políticos, nacionalistas, racistas, entre otros.
Para elaborar juicios de valor, lo realiza de una manera prudente, meditada y sobre la base de sus propios criterios y en el caso de sustentarlos o reforzarlos utiliza argumentos esgrimidos por otros pensadores libres que priorizan la razón y el método científico como el camino para llegar a la verdad y facilitar las explicaciones de temas de diferentes ramas de las actividades humanas. Por lo que erradica de su comportamiento y praxis cognitiva el uso de conceptos preconcebidos y los sustituye por ideas, pensamientos, conceptos, tesis, hipótesis, teorías, elaboradas en base a la razón que son construidas sobre los cimientos del conocimiento y la moral que se proyecta en una ética personal de referencia social.
Rodrigo Borja Cevallos en su obra Enciclopedia de la Política3 define al librepensador de la siguiente manera:
“(…) Librepensador es quien juzga por sí mismo las cosas y busca afanosa e incesantemente la verdad. Rechaza toda creencia que antes no haya sido procesada y aceptada por el entendimiento humano. No admite como verdadero sino aquello que se prese10nta al juicio crítico de la razón en forma tan clara y distinta —para utilizar los conceptos de Renato Descartes (1596-1650)— que no quepa la más mínima duda.- Sostiene que la autoridad suprema para la búsqueda y calificación de la verdad y para la apreciación de la moralidad de las acciones es, para cada persona, su propio juicio. Reivindica la confianza en el poderío de la ciencia, del saber y de la inteligencia humana para descubrir los secretos del hombre, de la naturaleza y de la sociedad.- En consecuencia, rechaza los conceptos inmutables e imperfectibles impuestos al ser humano por autoridades ajenas a su propia conciencia. Todos los conocimientos del hombre deben pasar por su libre examen y reflexión.- Esto hace de él un hombre auténticamente libre, no sometido a prejuicios ni a dogmas.- Para el librepensador no hay cosas misteriosas, arcanas ni esotéricas, sino simplemente no descubiertas todavía por la ciencia.(…)”4
Revisa el artículo completo aquí.
1 Derechos del Hombre y Ciudadano, propuestos por la Revolución Francesa, el 26 de agosto de 1789.
2 Flor Pinto, Galo; La Muerte de Isis; Edición de Galo Flor Pinto No. 11; Quito, Ecuador; 2016; Pág. 6.
3 Borja Cevallos, Rodrigo; Enciclopedia de la Política; Versión digital: http://www.enciclopediadelapolitica.org/Default.aspx?i=e&por=l&idind=908&termino=
4 Idem. Cita inmediata anterior.
4Idem. cita inmediata anterior.4Idem. cita inmediata anterior.