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El cambio climático: una realidad en cifras

viernes, 30 de agosto de 2019
4 min de lectura

El cambio climático es la realidad más importante de nuestra época, y sin duda el momento de actuar es ahora. Las temperaturas extremas se han hecho sentir alrededor del globo terráqueo, dejando consecuencias reales en la vida cotidiana de las personas y perturbando la economía de los países.

De acuerdo con el informe de United Science, la temperatura global promedio entre los años 2015 y 2019 puede ser considerada como una de las más cálidas, registrando actualmente 1,1° C, es decir un grado superior de lo que se tenía en tiempos preindustriales, entre los años 1850 y 1900. Es así que, los incendios han alcanzado niveles récord, así como las olas de calor duraderas, las inundaciones y la sequía, han causado un impacto global dejando afectado el desarrollo socioeconómico y del medio ambiente de los países.

Pese a la adopción del Acuerdo de París en 2015, que constituyó un paso clave mundial para luchar contra las afectaciones climáticas, los esfuerzos han sido mínimos. Es así que en lo que va de este año, los incendios en el Ártico solo en el mes de junio emitieron 50 megatoneladas de carbono en la atmósfera, para enmarcar la magnitud United Science estima que esto equivale a más que todos los fuegos juntos entre el 2010 y 2018 en dicha región. Así también, la disminución del hielo marino y la masa de hielo va en aumento, tomando en cuenta que los valores de extensión de hielo marino en invierno han sido entre 2015 y 2019 de los más bajos. De la misma manera la pérdida de masa glaciar en esos años es la más alta que en cualquier otro período de cinco años que se ha registrado.

En torno a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP24, los Estados debían elaborar directrices para materializar lo que se estableció en el Acuerdo de Paris. Fue así que los planes se elaboraron, pero lamentablemente han sido insuficientes para limitar y frenar el alza del calentamiento global.

Según los datos científicos, el aumento del nivel del mar continúa acelerándose, llegando a un aproximado de 4mm por año entre 2007 y 2016, transformándose el agua del mar en una sustancia con mayor acidez. Todo esto debido al derretimiento del hielo en la Antártida Occidental y a la industria. Igualmente la alimentación y la agricultura se han visto afectadas por los climas extremos, aumentando las muertes a causa de las afectaciones por el clima, sobre todo en África. Otro efecto son las concentraciones de gases de efecto invernadero que alcanzan niveles extremos, detallando que en 2018 la concentración global de CO2 fue de 407,8 partes por millón (ppm), es decir 2,2 ppm más que en 2017; y los datos para este 2019 no son alentadores, llegando a alcanzar concentraciones de dióxido de carbono de hasta más de 410 ppm.

Sin duda los esfuerzos en el 2018 y 2019 se han reforzado y la acción en favor del cambio climático ha ido en aumento, por mencionar un ejemplo, los combustibles renovables han ido en crecimiento. Sin embargo, las actuaciones no bastan para eliminar los daños de décadas anteriores. Por tal, el sistema energético del mundo aún se encuentra dominado por los combustibles fósiles, acelerando nuevamente el uso de energía global, e impidiendo detener las emisiones netas necesarias para estabilizar el clima.

Entre todos los esfuerzos y puntos importantes que se necesitan llevar a cabo, está la protección de los sumideros naturales de dióxido de carbono, como la vegetación y los océanos, ellos son los encargados de eliminar la mitad de todas las emisiones de las actividades humanas. En base a esto, la necesidad de reducir la deforestación, restaurando el hábitat de nuestros bosques y mares, y expandir los sumideros naturales de CO2 se ha vuelto una prioridad.

Dentro del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se evalúan los estudios científicos recientes acerca de las emisiones actuales y futuras, también conocidas como brecha de emisiones, comparando los niveles permitidos para que se pueda cumplir con los objetivos del Acuerdo de Paris. Se estima que las emisiones del mundo no alcanzarán su máximo en 2020 y 2030 si es que se logra mantener las políticas sobre el clima actuales y si se mantienen los niveles de aspiración de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). Lamentablemente la realidad es otra, los resultados del Informe de brecha de emisiones 2019 señalan que han continuado aumentando en 2018. De acuerdo con lo dicho, las Contribuciones Determinadas de los Estados deberán triplicarse para que se pueda alinear nuevamente el plan sobre el límite de 2 grados establecido en el Acuerdo de Paris, y si buscamos que se alinee con el límite de 1,5 grados, deberán aumentar x 5.

En la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima 2019, llevada a cabo en la ciudad de Nueva York en septiembre, se estableció nuevamente que un número importante de Estados deberán anunciar su intención de neutralizar el carbono de aquí hasta el año 2050, según el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. Es decir, que deberán reducir cantidades significativas en la emisión, en caso de no lograr los niveles establecidos, deberán compensar, por ejemplo con la replantación de árboles, mismos que absorben el carbono del aire.

De esta manera, si las pretensiones no se incrementan de forma inmediata y se las acompaña con acciones, ya no podremos evitar exceder el objetivo. Si la brecha de emisiones no se detiene para el 2030, existe una alta probabilidad que el objetivo de una temperatura inferior a 2 grados también esté fuera de nuestro alcance. 
 Una parte sustancial en el ámbito técnico es que se puede lograr mediante la ampliación de políticas existentes, como el cambio a la energía renovable y la reforestación, que a la par ayudarían a los objetivos clave de desarrollo sostenible. Por tal, limitar el calentamiento global a 1,5 grados no es físicamente imposible, mas requiere transiciones representativas en todos los ámbitos de una sociedad, y los beneficios de mantener a esa temperatura el globo terráqueo son claros e importantes, comparado con 2 grados o más.

Ecuador tiene varias normas en las cuales se busca luchar contra el cambio climático, entre ellas están:

Por lo dicho, si queremos un futuro en donde quizás no estemos en el escenario pero nuestro hijos y nietos si, el mejor legado que les podemos dejar es la posibilidad de disfrutar de un planeta verde y saludable, sin tener que caminar por la calle con mascarillas en la cara, con agua cristalina en los ríos, extensiones de árboles en los paisajes, y superficies de capas de hielo en los glaciares, tenemos que actuar YA. Realizar cambios grandes, cambios que empiecen por nosotros mismos. La evidencia está ahí, somos la causa principal y dominante en el cambio climático, y el impacto que hemos provocado al medio ambiente ha ido en aumento en los últimos años. Si no tomamos conciencia de nuestras acciones AHORA, el daño podría cruzar umbrales que nos llevarían a transformaciones de largo alcance y en ciertos casos tortuosas e irreversibles.

Datos Estadísticos: 
 

Saskya Espín
Sobre el autor
Abogada, graduada en Universidad Internacional del Ecuador. Master en Derechos Humanos, Derecho Humanitario y ONGs de Universidad de Estrasburgo, Francia. Experiencia en manejo de ONGs, en ámbito corporativo, de investigación y en sector público.